jueves, 5 de noviembre de 2009

alegato fantástico


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Oh mi fértil magma, prófugo de enjuiciamiento por aquellos que desafían
la trocha en donde circula el expreso que abordé temprano.
¿Cuál de tantas máscaras habré de portar en este día, tan liviano de aconteceres, tan huido de presupuestos. En esta aurora que me instala sonrisa y estrofas
para convidar?
Mirame con detenimiento, el necesario para dejar de correr, hay algo en mí causante de tu repulsa.
Soy aquel infante que renunció al maternal abrigo para aventurarse en los espejos y meandros del espíritu, cubriéndose con manto de arrabales
los hombros a la intemperie.
Nada puedo afirmar o sostener, sabiendo que el mundo es tan ambiguo
como el destino.
Yo, por ejemplo, un proyecto de mediano plazo, con alta posibilidad
de éxito cosmopolita, y sin embargo, excusado inclaudicable del beneficio,
del índice de empleo, y de toda competencia requerida.
Dado al desplazamiento voluntario por bosques de utopía, riendo del excesivo asfalto, con fervor ocioso para convertir en holistas los documentos contables y los telegramas laudatorios. Si no he producido dividendos puede deberse a la poca estima que suscita el razonante abstracto.
Pero, acepto la condición a padecer, mientras planteo una duda absoluta sobre
el concepto utilitario de nuestra humanidad, cuya mayor aflicción es poseer
y ostentar bienes descartables.
¡Tanta herramienta en manos erróneas!
Entonces, me elijo diáfano trashumante de playas, cerros, y páramos, concientizando el tiempo durante el que puedo escoger la frecuencia laboral, sentarme blandamente a ver desfilar la luz matutina y asistir al panorama automecanizado, evocando buenos momentos gracias a la música que los define, esa melodía que no cesa de sobornar mi tendencia al abismo.
Y a la vez hallar las frases precisas que logren conferir un temblor genuino en tus espaldas, presa del agobio.
Tras la frente contengo magnitudes.
Aprecio el trabajo, pues aún me hostigan ciertos hambres elementales.
No comparto este modo positivista de suceder al que nos han conminado, pretendiendo desechar los mundos que trascienden la actual mirada.
Entonces, dejame en paz. Aunque parezca aturdido en verdad estoy sujeto
al profundo ensordecer

Arlane