de pronto un duende
vino a conflictuarme
fingiendo ser la contraparte
de mi deslucidez
humeando su cigarro de súcubo
sobre mis cenizas
privándome de levedad
surgen
serpientes de cristal
y hechizos mastodónicos
de su galera
ríe con abandono
ante la suerte del hombre
en su condición de qué
un duende diabólico acecha
¿a quién
se me parece?
ronda
confía en que el sueño
me venza
para entonces suplantarme
aunque tenga que llevarse
toda la culpa de mí
a cuestas