jueves, 30 de abril de 2020

Fragua

Fragüa tu sombra
con aspas por manos
es que
los refugios ya colapsan
y vos tan tiesa

Hay un cielo de gemidos
que no cesa de llover

Licua tus pulgares
para que el deleite
se haga fruta en las mazmorras

La virtualidad no puede
enjugar mi sed
imagen= Graciela Vecchiato

jueves, 16 de abril de 2020

Casta

El tiempo en un rulo orbitó su cabellera que irradiaba premura.
Tan blanca su línea!. Con nitidez de efervescencias.
Cuando arribó a la desierta orilla su luz iba en desmedro, apagándose
por efecto de los furiosos vientos que al orbe azotan.
Sin embargo le espera un resurgir como galaxia terrena, rodeada de cometas en puntas de pie.
Su anterior existencia desconocía posibilidad semejante, nada le tentaba a dar fe
en un vago fluir de inteligencias.
Es que la velocidad exagerada del tránsito, lo fugaz de las relaciones…
Si la memoria llegara más allá de este ciclo todos sabríamos de la trascendencia comprendida en lo fugaz.
A veces ocurren presagios, vislumbres que pocos se atreven a indagar.
Así, ingenua y a su suerte, atravesada su razón por dudas y carencias, llegó al paraje con el último aliento.
Poco tardó la energía que mueve soles en poseerla, otorgándole el don de la luz prenatal, inmaculada atmósfera, mar en suspensión. Concediéndole el proverbio de Natura.
La observo en su aura, pero si bien le habito a pie firme, estoy tan lejos. Me es inalcanzable su espíritu, su esplendor.
Si la belleza es inmensa, ni la vista alcanza, ni la ilusión acaso.

lunes, 13 de abril de 2020

Formas oscuras

Se desplazan
formas oscuras a mi izquierda
el punto de vista no está ahí
aunque en la periferia algo
indefinido cruza a velocidad

Dudo que se trate
de amenazas o designio

Lo cierto es
que trazan el espacio alrededor
siluetas lúgubres
sombras con algún propósito
a descifrar

domingo, 12 de abril de 2020

Data


ofrezco mis servicios de escritor para la realización de libros de poesía, cuentos, novelas. También colaboro en la redacción de artículos. Coordino talleres literarios en conurbano sur de Buenos Aires

miércoles, 1 de abril de 2020

Peregrinar

Un campo de amapolas se tiende infinito a mi vista interior, suave responde según los vientos, e invita a dar una vuelta por sus vestidos de ricos colores. 
Camino como en flotación para el transeúnte desprevenido, la realidad periférica diluye entre brillos de sol y aire cristalino, a lo lejos unos cerros prometedores llaman a mi espíritu para referirle secretos escondidos en sus piedras muy antiguas. Me desplazo en armónicos pasos que no dejan huella entre las flores que rozan mis piernas de parsimonia, con las yemas de los dedos acaricio pétalos de cielo y tierra, oigo más allá del oído su murmullo pequeño en un idioma que no conozco pero entiendo, Quizás me separen kilómetros de aquellas alturas prometedoras aunque los recorro sin fatiga, hamacado por las ondulaciones de la vegetación. Una vez llegado al pie de la montaña designada ensayo una plegaria sin dioses, canto mantras de recién venido para solicitar su permiso y protección, me responde un sordo fragor dándome la admisión a sus dominios. Voy trepando suelto de cuerpo, nada de las presiones antiguas me inquieta, soy un alma que busca y agradece.
Encuentro arroyos de aguas transparentes para calmar la curiosidad y la sed, también pájaros de asombrosos trinos, no temen al intruso se acercan con sus cuchicheos y plumas que resplandecen, parecen señalar la ruta correcta, los sigo con respeto pues ellos representan la intuición que guía al buscador de nuevos mundos. Siento una especial conexión, entiendo la existencia de todo cuanto me rodea, el para qué de haber venido aquí. Este cerro puede ser mi padre, mi hermano, su piel se ofrece para andar aunque aminoré mi peso adrede para no mancillar el paisaje, así comprendo cuántas posibilidades atesora el mortal y las ignora por permitir que lo exterior prevalezca. Ya en la cima puedo apreciar en perspectiva cuanto me rodea, aquello a lo que renuncié concientemente para atravesar páramos y lagunas guiado por la necesidad de comprenderme. Me hago uno con la inmensidad, abro los brazos, el pecho, para abarcar esta epifanía, este saberse en vías de progreso inmaterial. No todo lo que brilla es oro, y a quién le importa el vil metal frente a la maravilla de natura, Comprendo que en esta esfera no hace falta competir ni acumular, la austeridad es lo correcto y meditar es mi sino. Ya mi mente no produce ideas sino que todo eso que es “yo” entraña sensación de paz y armonía. Una certeza inunda mis vértices, debo entregarme al aire que me circunda, debo beber el agua de las nubes. Extiendo la visual hacia el horizonte, dispongo ese resto de humanidad que aún conservo, y salto, me entrego al vuelo para encontrar respuestas a  la antigua pregunta que me desvela desde milenios atrás

imagen= MIGUEL HACHEN