lunes, 28 de marzo de 2022

Ombú


Existe otra realidad que presentimos, sin atrevernos a reconocer, donde el entendimiento es moneda corriente y no hay las miserias que abruman este presente que mejor pase pronto. El recorrido hacia allí, ¿será interior?, un periplo impulsado por endorfinas a voluntad, o sustancias legales para el uso de la dama y el caballero. ¿Será externo quizás?, una mudanza a toda costa de los lugares habituales, buscando la naturaleza en su máximo esplendor, incluso en  individuos tan reales como los árboles o las piedras del camino. En todo caso, cada ruta nace de nuestro primer paso, por lo que viaje y destino ya conviven, sólo falta llevarlos a la práctica, y como entonces las normas pierden eficacia, será menester seguir el vuelo de las águilas, o el rumor de los arroyos que bajan cantando por la falda serrana. El periplo a trazar por nuestros pasos en duermevela conduce al arte en su expresión soberana. Y allí, en la bella distancia de un punto lírico al otro, se dibuja, diáfano, el lugar que habrá de albergarnos sin pedir más de la cuenta, sin que sea menester ofrendar nuestro sudor, sangre, y lágrima tendida a los vientos contaminados. Sitio mágico, que fuera, en épocas prehistóricas, corral para máquinas,  hoy luce un aire de cosa nueva, de ánfora para la elevación, de madreselvas. Ese espacio posee las dimensiones adecuadas a tanta poesía y colores que traemos a cuestas. ¡Abramos sus puertas a todos los seres del nuevo mundo que comienza!. Nos guiará a buen puerto el ombú soberano