La locura extravía mis fuentes, se esconde tras la apariencia señorial del que asiste al mercado de almas.
Pero allí está ella, oculta apenas, dejándose atisbar en actos esporádicos, en gestos desubicados que alertan a unos pocos. Un fino cordel divide la mente, y puédese romper ante el más leve estímulo.
Nos mantiene alerta la expectativa por experimentar el estado a continuación: libertad total o aniquilación de sí
El correr del tiempo erosiona lo que dábamos por seguro