Caminata
ascensional
Unos
montes de apariencia demencial, fluorescentes, se tendían a nuestros pies en
leve ascenso. No falto el perro consabido, moviendo su cola llena de lucidez
más buenas intenciones, quien acompañó por un trecho y luego se esfumó a la
vuelta de un ladrido. La travesía fue fructífera, algo caótica incluso. Vimos
pájaros haciendo suyo el infinito en rededor, presenciamos arroyos que corren
entre soledades cantando sus vagas melodías como si la vida hasta ahora
conocida fuera una cosa / un objeto muy lejano / punto de fuga en calendarios
/.
Ella
dijo familia, planes futuros, qué hermosura esto. Yo quizás oí, pero falto de
la atención requerida como para exponer con buenos argumentos, respondí pájaras
/ elevemos / cómo se dice esto?
Caminamos
de la mano, natural alianza táctil. Con tanto vivir juntos ¿para qué oraciones
de compromiso, remilgos?.
No
sé dónde llegamos, ni a qué. Acaso todavía sigamos subiendo, porque nuestras
manos no se deslían. Y los espejos devuelven imágenes veganas, selváticas, con
nuestras sonrientes facciones en verde y tierra