Su aliento empañó el vidrio mientras distraído bebía el acostumbrado café, un cigarrillo humeaba sin pretensiones apoyado en cenicero acorde. De buenas a primeras, Benicio atisbó a través de la empañadura, un recorrer distinto en el tránsito sistemático, como dotándose de un sentido que lo vincula a mecanismos inusuales, casi extraordinarios. Curioso por cómo se dan las casualidades, Benicio pita hondo y larga bocanadas de esperanza, suaves, hacia la superficie tersa que también actúa de frontera que jamás se atraviesa. La turbiedad resultante trae nuevas visiones, todo movimiento encaja a la perfección, cual piezas de juego milenario, entrevistas en algún sueño de los que se memorizan, o tal vez en la relajación profunda cuando fuera monje del Tíbet. Se pregunta Fenicio, ¿esto es producto de mi intención, o me ha sido dado presenciar el otro lado del asunto porqué?. Mira pasar por la vereda a cuadros, vendedores de sombras y fantasías que también acoplan su marcha al conjunto recién descubierto. Como para no entusiasmarte Benicio, si se agregan nuevos intérpretes a esta sinfonía aparentemente para tu pupila sólo montada. Hasta vos y yo, Beni, nos sabemos involucrados; porque si faltamos todo se desmorona, aunque seamos ínfimos en este orden universal, y que yo no puedo opinar y contar lo que sucede, hay conflicto de intereses, (no se deben mezclar personajes y relator, a menos que esto ya no sea un escrito y la hoja haya cobrado vida).
Dueño de la situación, Bebenicio, busca señales en el cielo. Y sí, allá estrellas parpadean de contentas porque alguien las requiere. Y la tierra, la madre tierra de nosotros humanos a la deriva, vibra bajo suela, manda su mensaje de conformidad en código subterráneo, para indicar que también juega. Oh cabeza no des vueltas al revés y viceversa, considera posibilidades ante semejante teatro de operaciones, caminos que se abren hoy y no ayer o en próximas temporadas. ¿Cómo fue, piensa Beneficio, que nunca nadie vino a confiarme esto que existe alrededor?, igual se cree un casi dios, no es posible que alguien más vislumbre así, ¿o sí lo es?. Reprimir la vanidá es de sabios, Vinicius; no te agrandes cabezón. Cada quien es un dios en sí mismo, minúsculo claro, pero suficientemente importante como el eslabón de una cadena de mandos, imaginate.
Y a medida que se diluía el encanto junto al empañamiento, Benictus sonreía sin saber cómo. Todavía quedaba algo en el pocillo y el pucho tira humo como para póstuma pitada. Todo bien, Benancio. Vida y muerte sentadas aquí en la mesa de un bar, frente a frente, ¿te vas a sorprender?, con tanto misterio dando vueltas...
Entonces Benicio se va esfumando mutis por el foro, casi sin aliento, encomendándose a los dioses de laberintos para que le muestren un camino a seguir, o al menos cuál puesto ocupar antes de que se llene el tablero
ARLANE
IMAGEN= MULTIPLICACIÓN DE LOS HÉROES, DE JOSÉ CACHO